Nunca me había despertado así, tuve de repente, un momento de lucidez.
-¡Lilia! –se escucha lejano
Abro los ojos, la luz de la ventana entra directamente y me siento deslumbrada. ¿Dónde…? Y recorro la habitación con los ojos entreabiertos.
-¡Lilia!
Estoy en casa.
-¿Qué pasa? – tuve que contestar, no me queda remedio, en verdad no estoy muy segura de mi estado.
-Baja, por favor.
¿Y tú? Recuerdo vagamente anoche. Necesito café, hace mucho que no despertaba en esta cama un sábado por la mañana. Tengo tanta hambre, el reloj marca las doce, creo que parpadea… no… es casi la una, no fui a trabajar. No la dejaste, no cumpliste tu promesa.
Ayer quise contar los días desde que te conocí y quise encontrar el momento preciso en el que me enamoré de ti, quisiera poder tomar del lomo ese momento y levantarlo, verlo retorcerse ante mis ojos, fijos ante los suyos y con mucho gusto decirle: “Eres oportuno, pero no lo serás mañana” y aplastarlo con mis zapatos nuevos, aunque se llenen de porquería.
No sé que estaba pensando ayer, debí ponerme esos pantalones y esa camiseta, y debí quedarme en la cama porque tenía fiebre, pero quise salir a buscarte, quería besarte, tenía tantas ganas de besarte.
-¡Lilia!
-Ya voy.
Voy a bajar, necesito verme en el espejo, ¿qué es eso? Un chipote en la cabeza. Vaya, creo que me trajiste a casa. El frío recorre mi espalda. Me recuerda a la vez que me abrazaste y me sentí ilusionada, qué ingenua.
touch me with your lips
4 years ago
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