January 24, 2011

tengo la ilusión de que alguien espera mis palabras, tanto como yo espero poder organizarlas.

January 04, 2011

Seis (o algo así)

Lilia encontró el recuerdo de su ausencia en una maleta, una camisa arrugada, llena de polilla y manchada de aceite. El olor a viejo, a aceite quemada y un ligerísimo recuerdo de su perfume la hicieron llorar. Él siempre tenía las manos sucias y los pies impecables. Podía correr largas distancias descalzo y regresar con los pies intacto, pero sus manos, sus manos se cansaban de arreglar, deshacer, pintar, golpear, eran sus manos de obrero y a veces, quizá, de artesano.
La camisa manchada de aceite era lo que uso la última vez que Lilia lo vio y ella, al irse de su lado, decidió llevarla en su maleta para nunca olvidar su olor, el cuál nunca olvidó, pero sí que aún tenía la maleta.
Octavio observaba mientras ella abría la maleta y lloraba, no supo qué hacer porque encontró la maleta debajo de la cama y pregunto si podía tomarla prestada para poner sus cosas y tener la comodidad de llevárselas cuando tuviera o quisiera irse. Entonces supo porque Lilia estaba en el bar aquel día, tomando cualquier cosa y hablando con cualquiera (él).

-¿Quién? -Preguntó Octavio.
-Él-Respondió Lilia.

Octavio calló. Continuó observando a Lilia, que tenía la camisa entre las manos pero lo veía de reojo.

-Él y tú, tan diferentes y tan parecidos. Pero ahora tú te vas, yo no. Ya me cansé de correr Octavio, ya no puedo. Pero, tus manos, tus manos se abren paralelas a mi cuerpo, se abren y tocan, se deslizan acariciando al fantasma de mi cuerpo. Te veo y no te puedo reconocer, es el reflejo de la lámpara en tus ojos, el aliento caliente y pesado de tus gemidos, no sé, pero hace tiempo que no te siento. El ritual de estar juntos, la costumbre, se ha convertido en un extraño y estúpido juego, te siento torpe y brusco encima de mi, y me siento como una niña idiota montando un caballito del carrusel, viendo a otros niños, sus miradas y sus burlas, es aburrido, esforzado y sobretodo triste. Muchas veces creí que yo sería la que se iría, y veme ahora, lloro Octavio, no sé muy bien por qué.
>>Quizá sea porque ya no eres el Octavio del bar, depresivo y necesitado. Eres una persona egoísta y altanera que de pronto empezó a sentirse más que yo, eres el pendejo cualquiera del bar, tal vez con el destino inevitable de convertirte en una camisa dentro de una maleta vieja y olvidada, alguien que brinda lágrimas de nostalgia, no de amor ni nada parecido.

Octavio la observó por última vez y sintió ganas de besarla, porque esa era ella, su Lilia. Sintió su sinceridad como una daga filosa que lo atravesaba al mismo tiempo que cruzó la puerta.

October 28, 2010

sentir tu torpeza en mi arena

August 18, 2010

hacer esculturas cómodas suena tan pretencioso,
la gente las llamará peluches, monos o cojines.
está bien

me gusta la simplicidad.

July 22, 2010

es hora de escuchar this is our music.

y sentirme como hace 7 años

May 03, 2010

pertenezco a otras calles
quiero inhalar el olor del mar