antes de partir.

entre maletas, caras largas, olor a grasa de cocina y café quemado se van las horas eternas en la sala de espera número tres.
las diferentes expresiones de desesperación de los próximos pasajeros del vuelo dieciocho o veinte... qué se yo... un vuelo cualquiera que los llevará a cualquier lugar, pero en conclusión o mejor dicho en continuación, causa un sueño incontrolable. que si se va el avión a medianoche, que se retraso treinta minutos más. que ya quiero irme, que voy a quedar mal porque me van a recoger. que una cosa, que otras más. que me lloran los ojos y me siento agotada.
porque en la sala de espera, juanita o luis están observando fijamente su pase de abordo, esperando que con el poder de la mente cambie de repente la información que contiene, que de repente el vuelo siempre no se ha retrasado y puedan regresar a casa o huir de ella. porque en la sala de espera número tres con vuelos con destino a bajío, campeche, morelia, distrito federal, michoacán, los niños siguen jugando a correteos, a las muñecas, a contar historias.
porque en la sala de espera en la que estoy, a final de cuentas.... sólo me queda esperar.