October 13, 2008

sorpresivo.

Abrí los ojos para encontrarme con una seguridad que nunca había sentido. Me propuse y cumplí. Mas que nada fue coincidencia, o quizá un esfuerzo no tan notable para ti. Es tu orgullo, me gusta que lo tengas, porque así es más fácil asimilar que cometí un error, uno del que no me arrepiento. Dentro de mi necesidad de expresarme existen varias facetas, siendo la desesperación y la culpa las más recurrentes. Estoy de viaje de vuelta a casa y quisiera tenerte aquí para decirte muchas cosas que no cambiarían tu perspectiva de mí. Pero juro que no te quiero, aunque también juro que se me enchina la piel de acordarme y se me hace el corazón como chicle pegajoso en la banqueta. Ahora bien, poniendo las cosas en claro, no sé qué pensar, ni qué hacer. Está él. Y Tú, la madrugada del domingo. No quisiera agobiarte con mis romanticismos, con la calidad desgarradora de mis palabras acomodadas de esta u otra manera. No quisiera, tampoco, reclamarte. Pero tampoco se que quiero agradecerte. La verdad es que, al final de todo sólo me siento confundida y extrañada. Quizá sólo quisiera poder quererte tanto y que todo fuera el principio de algo maravilloso. La verdad es que, sé que no lo es. Me duelen tanto mis ganas de autenticidad, como la nostalgia inmediata de alguien que soy. Se me resbala la ilusión que siempre tuve. Y me corta punzante, el lado tan filoso de la sinceridad.
La mía, en todo caso.
Y la tuya, por si el caso es diferente.

1 comment:

. said...

Thank you. I enjoyed reading this. (i speak spanish).

i especially liked "y me corta punzante, el lado tan filoso de la sinceridad."